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Quiso ser monja y ahora ayuda a los desprotegidos a través del SIS

Asistenta social Rosa Casas Sulca y su equipo lograron que todo recién nacido en el Perú salga con su DNI del hospital

Historias de servidores públicos que tienen la roja y blanca en el pecho

Susana Mendoza Sheen

Publicado: 2019-12-20

Rosa Elvira Casas Sulca es trabajadora social del Seguro Integral de Salud (SIS) y ha logrado con su equipo que la afiliación se tramite en línea y en cinco minutos. La noticia de que la salud de ningún peruano quedará desprotegida le causó gran satisfacción porque por fin el Estado asumirá la cobertura universal de salud. Implementarla será el gran reto. 

Durante su adolescencia pensó en vestir el hábito dominico y alimentar su vocación de servicio por medio de una congregación religiosa, pero Dios tenía otros planes para esta joven emprendedora que encontró en la profesión de asistenta social las condiciones para hacer realidad su sueño de ayudar a los desprotegidos.

Se conjugaron las fuerzas divinas y Rosa Elvira, hija de una maestra de escuela unidocente en un anexo de Lunahuaná, y de un técnico de contabilidad, servidor público también, encontró en el Seguro Integral de Salud (SIS) la oportunidad de sembrar el amor por los demás que le habían enseñado sus progenitores.

Desde el 2000 trabaja allí, y en estos años ha sido coprotagonista de logros importantes, como el que todo recién nacido en el Perú obtenga su documento de identidad al momento de salir del hospital y el de reducir barreras burocráticas para que hoy la afiliación al seguro se tramite en línea y en cinco minutos. Atrás quedaron los papeles y las fichas de inscripción.

“Mi función es hacer realidad el acceso al SIS, ver la filiación, y eso ha sido posible gracias a la colaboración permanente de instituciones como el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil (Reniec), Susalud y el Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh) para saber si las personas son pobres o no”. 

Salud universal

Pero las cosas cambiaron para Rosa Elvira no solo cuando dejó el internado de Chaclacayo para postular a la Universidad Nacional Federico Villarreal a finales de los 60 y descubrir que había nacido para ser asistenta social, sino también el 28 de noviembre reciente, cuando se anunció por decreto de urgencia que cuatro millones de peruanos serían asegurados en el SIS.

“Ese día sentí una gran satisfacción porque se ponía fin a todas las barreras que aún impiden que ese número de residentes en el Perú cuente con un seguro de salud. A partir de ahora esas personas no deberán preocuparse por tener recursos para cuidar su salud porque el Estado se hará cargo. La clasificación socioeconómica era una barrera para el acceso”.

Un gran desafío, reconoce, sobre todo para los profesionales de la salud y otras disciplinas, que son los que darán la cara para atender las nuevas demandas; pero ella confía, tiene paciencia; ser la sétima de nueve hermanos le dio la virtud de no temer el largo plazo. 

“Mis padres sembraron en nosotros mucho amor, nos enseñaron a tener fe en Dios. Para mí, a pesar de las dificultades y deficiencias, trabajar en el Estado es una bendición porque puedo ayudar a mis compatriotas. Nos esforzamos por brindarles calidez. Siento mucha pena cuando escucho frases negativas contra nosotros, tal vez porque desconocen lo que hacemos”. Rosa Elvira está comprometida con el Perú.


Escrito por

Susana Mendoza Sheen

Revelar la existencia de servidores públicos con vocación de servicio, es una forma de conjurar la desconfianza que se tiene del Estado.


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La peor de todas

Un blog de Susana Mendoza