- ¿Por qué cree que los chanchos vuelan?
- Porque tienen alas (risas). No es que nazcan con ellas, lo que pasa es que uno se las pone.
- ¿Y en qué situaciones se las coloca?
- Cuando uno emprende una cosa. Siempre lo más fácil es decir no se puede, no se quiere.
- ¿Está creencia lo acompaña siempre?
- Mi vida fue un poco dura porque tuve que vivir en muchos países. De niño estudié en muchos colegios. En Suiza, España, Perú y estuve internado, así que la adaptación fue difícil. Las burlas por el acento o cualquier cosa, ocurrían.
- ¿Siendo adolescente le decidió poner alas a su chanchito?
- Así es. Allí definí que las cosas tenían que ser diferentes y que uno mismo tiene que vencer las dificultades. Yo puedo, dije. Y claro terminé siendo un camaleón más que un chancho (Risas) porque pude cambiar de color, de fondo y no se me notaba.
- ¿Se siente solitario por creer que "los chanchos vuelan?
- No, porque eso se contagia. Las resistencias uno las encuentra en las partes no creativas, de no innovación en las personas. Es una posición muy burguesa, por cierto, que sólo sirve para no experimentar cosas nuevas. Por ejemplo se toma vino blanco con el pescado. Eso no quiere decir que no se pueda tomar otra cosa. A veces los problemas no se solucionan porque no hay quien practique otra forma de abordarlos.
- Usted es un hacedor...
- Soy un creativo por naturaleza, desde niño. Es una talento que simplemente es diferente al de los demás. Hay gente que nace como grandes administradores.
- También es un aventurero ¿Le gustaría ser como Indiana Jones?
- Me imagino en el papel de un aventurero del Renacimiento como Leonardo Da Vinci que no sólo dibujó sino que hizo arquitectura y cocina. Tiene un tratado de cocina maravilloso. Su biografía la he seguido. Me atrae que la creatividad tenga un espacio.
- ¿Lo han tratado de loco alguna vez?
- ¡Sí felizmente! Por ejemplo, cuando dije que la quinua podíamos venderla y comerla me dijeron, estas loco esa es comida de serranos. Empezaron los prejuicios. Después me dijeron que era para pollos. Hubiese sido muy malo no demostrar que los sueños que tenía podían ser realidad.
- ¿Para usted ser un Miroquesada es un peso?
- Lo ha sido. Felizmente mi madre decidió que yo fuera a estudiar a Europa, entre otras cosas para que yo viera el mundo de otra manera. En mi casa, una vez al mes yo iba a almorzar con mi nana que vivía en El Agustino, cuando no había agua ni desagüe. Mi educación fue en los mercados porque iba a comprar con la cocinera de mi casa.
- Me lo imagino como Julius….
- Yo también (risas) pero más inclusivo que Julius. El tenía muchas preguntas y yo felizmente muchas respuestas.
- ¿Su mamá lo ayudó a encontrar esas respuestas?
- Sí. Ella me daba la oportunidad para que yo las encontrara.
- ¿Qué respuesta fue la más importante que la ayudó?
- El hecho de que ella me enviara a Europa me hizo una vida entera pensando en el Perú. Aunque parezca mentira es la forma más grande que tuve para acercarme al Perú. La cocina novo andina la inventé en Europa pensando en cómo se podía hacer cocina peruana fuera del país.
- Se lo agradece a ella...
- Eso y otras muchas cosas. Por ejemplo cuando viajábamos a Florencia me dijo una vez, regálame esa cajita de cuero. Fui con mi propinita, la compré y al querer entregársela me dijo, tiene que tener un contenido. Esa noche le escribí un poema y lo puse dentro. Otras veces, en el tren me daba un block y me decía aquí tienes para trabajar todo el camino. La tarea era dibujar y que ella encontrara por lo menos 10 cosas que fueran reconocibles.
- ¿Cómo recuerda esos momentos?
- Cuando coloqué el poema dentro de la cajita de cuero, creo que tenía 12 años. Eso no lo olvido nunca. Hasta ahora sigo escribiendo poesía porque me permite hacer una introspección. Las palabras que uno elige, la forma que uno escribe tiene que ver con las cosas que te ocurren en ese momento.
- ¿Es un hombre solitario?
- No, me siento acompañadísimo, amo a la gente. Lo que no quiere decir que me espíritu sea más bien tímido y que necesito alimentarme de la soledad para retroalimentar mi alma.
- ¿Extraña tener 40 años?
- He tenido 40 años hace 30 (risas)...
- ¿Le cuesta expresar sus emociones?
- Uno tiene la tendencia no solo de minimizarlas sino de ocultarlas. A los varones de mi generación nos enseñaron que en vez de mostrar nuestras expresiones corporales, abrazar, decir te quiero, era mejor ocultarlo.
- ¿Qué le gusta más de ser hombre?
¡Las mujeres, y si fuera mujer sería terrible! Me encanta amar y ser amado. No lo oculto, lo demuestro, y no tengo empacho en decirlo.
Foto: semanaeconomica.com
Publicado: 2014-05-29
Esta entrevista se la hice a Bernardo Roca Rey el año pasado. Salió publicada en el suplemento Variedades en enero. La comparto porque los tiempos de nuestra prensa peruana son grises y de vuelo al ras del suelo ¿Es posible que cambie? Creo que sí, solo hay que atreverse. Bernardo Roca Rey es un nombre asociado a proyectos audaces e innovadores. Periodista, cocinero, poeta, químico y biólogo este hombre crea, convoca, convence, amar y vive intensamente.
Escrito por
Susana Mendoza Sheen
Revelar la existencia de servidores públicos con vocación de servicio, es una forma de conjurar la desconfianza que se tiene del Estado.
Publicado en
La peor de todas
Un blog de Susana Mendoza