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“Los periodistas tenemos que asumir responsabilidades”

Publicado: 2013-07-04
A Alberto Ku King Maturana lo entrevisté en marzo de este año. Recién había sido convocado para liderar el equipo periodístico de Radio. Y a pesar de tener hipertensión, diabetes y no tener riñones, tiene una vitalidad y espíritu libre que muchos quisieran tener. Don Alberto, es un periodista con más de 40 años de oficio, y acostumbrado a entrevistar no se resistió a ser entrevistado para el Suplemento Variedades de El Peruano.

¿Es la primera vez que trabaja en un medio del Estado?
Es la primera vez, y casi en las postrimerías de mi vida profesional. Me invitaron hace ocho meses para hacer una radio plural, el gobierno no quiere una radio “ayayera”, sumisa, sino que le de opción a todos a expresarse porque es parte de la inclusión social.
¿Esta convocatoria afina su olfato periodístico?
Mire tengo 42 años de actividad profesional, y ni siquiera he llegado a grado de coronel. Yo soy solo capitán, uno aprende todos los días. No es fácil ser periodista. He sido director de varios medios, fundador de CPN- Radio, corresponsal de Radio Vaticano, de Ansa la agencia de prensa italiana, el único peruano que tiene una medalla de honor y declarado caballero oficial de la república italiana por el mismo presidente.
¿Qué es lo más difícil para llegar al grado de coronel?
Tener conocimientos. Y para conocer un país como el Perú se necesita no sólo una vida sino varias. Nuestro país es muy complejo.
Pero existen colegas que se sienten generales…
Bueno, una pena, porque no han ganado ninguna batalla. Y la más difícil, para un periodista es defender la democracia, y sin esconderse.
¿Usted recuerda un momento así?
Los oficiales que se levantaron el 13 de noviembre ¿los recuerda? A ellos les di un lugar en mi casa porque lo necesitaron. Los periodistas tenemos que asumir responsabilidades, y en el Perú no podemos ser ajenos a esa realidad. Eso no significa politizarse. Yo no formo parte de ningún partido.
¿Y de qué forma parte?
De los que defienden principios. Yo valoro por sobre todo, la defensa indeclinable de los derechos humanos.
¿Quién se lo enseñó?
La vida. Los valores no te lo enseña la universidad. Uno no se lo aprende de memoria. También lo enseñan los padres. Pero uno se desteta de la familia, y aprende.
Usted tiene un tema de interés: el militar ¿Le hubiera gustado serlo?
¡No! Soy disciplinado, y no me gusta que me manden. La única que lo hace es mi mujer. Ella es mi general. Nos conocemos hace 50 años, y nos casamos hace 41.
Pero algo debe tener la vida militar que le gusta…
El honor. Si, es verdad. Y si un militar no lo tiene. No es militar. Y si un ciudadano no lo tiene. No es ciudadano.
¿Vivir con un periodista es fácil?
Mi esposa valora mi trabajo. En mis más de cuatro décadas de trabajo he viajado por todo el mundo. Hace año y medio que no puedo viajar. Estoy enfermo antes lo hacía siempre. También he pasado momentos difíciles porque hasta tuve que dejar el país porque Sendero Luminoso me hizo un reglaje a causa de mi presidencia en la prensa extranjera.
¿En algún momento quiso dejar de ser periodista?
Nunca, pero quise ser cura, quise ser fraile. Pero habría cometido un error grave porque hubiera tenido hijos… (Risas). Lo que pasa es que estudié en un colegio dominico, y adivine, mi compañero de carpeta fue Marco Tulio Gutiérrez.
¿El acceso al poder le dio poder?
Ese es un error que cometen muchos periodistas, que se sienten jueces y fiscales por esa razón. Nosotros no tenemos patente de corzo. Somos ciudadanos de la calle. Solo tenemos acceso a un medio.
¿El periodismo en qué lo hizo mejor hombre?
En mucho.
¿Lo hizo mejor compañero?
Yo no soy aprista (risas)… Me hizo buen padre. Tengo seis hijos, cuatro son mujeres. Cinco son periodistas y una es abogada que vive en Francia. Me siento orgulloso de ellos.
¿Qué le ha dado la paternidad?
Ufff…felicidad. Puedo morir tranquilo
¿Cómo espera morir?
De pie, nunca de rodillas ante el poder

Escrito por

Susana Mendoza Sheen

Revelar la existencia de servidores públicos con vocación de servicio, es una forma de conjurar la desconfianza que se tiene del Estado.


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La peor de todas

Un blog de Susana Mendoza